LinkedIn tiene 500 millones de perfiles en línea, una suma tan extraordinaria que equivale a casi el 7% de la población mundial, lo que significa un enorme tesoro para las compañías de reclutamiento y para las que fabrican software de RRHH. Una de ellas es hiQ Labs, una empresa nueva que ha construido un algoritmo que predice cuándo un empleado quiere cambiar de trabajo.
Este algoritmo detecta cuando un usuario modifica su perfil en busca de hacerlo más atractivo para potenciales empleadores y notifica los cambios a los actuales jefes. Es por esto que LinkedIn trató de evitar este escenario impidiendo que otras compañías monitoreen y analicen sus millones de perfiles.
En mayo LinkedIn envió una carta a hiQ exigiéndole que dejara de rastrear perfiles en busca de datos, lo que terminó en una trifulca legal. Recientemente un juez en San Francisco (EEUU) dictaminó que la red social profesional NO PUEDE IMPEDIR el uso de sus datos ni dificultar el acceso a sus perfiles públicos.
El argumento de LinkedIn es que utilizar sus datos para este fin viola los términos y condiciones de su red social. Aunque muchos opinan que estas no son sus verdaderas razones, sino que busca impedir la libre competencia mediante el bloqueo al acceso de la información de sus perfiles. También el hecho de que otra empresa haya descubierto una aplicación útil para sus datos y los venda a corporaciones de recursos humanos ha causado inquietud.
La solución parece clara; hacer un trato con hiQ para darle acceso a todos sus datos a cambio de una cuota, o simplemente comprarla. De hecho, Microsoft compró a LinkedIn en el 2016 -¡oh la ironía!-.
¿Ustedes qué opinan? ¿Consideran una violación de privacidad que su información pública sea utilizada por empresas de RRHH para avisarle a su jefe que están pensando cambiar de trabajo? Sin duda esto podría convertirse en un arma de doble filo.