Los trastornos mentales más comunes a nivel mundial son la depresión y la ansiedad, siendo de mayor impacto en los países de ingresos medios, como México. Según la Encuesta Nacional de Epidemiología Psiquiátrica en México, el 28.6% de la población adulta padecerá algún trastorno mental alguna vez en su vida, estando entre los tres más relevantes los trastornos de ansiedad (14.3%), por consumo de sustancias (9.2%) y afectivos (9.1%), tales como depresión, ansiedad y suicidio.
A lo largo de los años se han propuesto distintas metodologías para abordar su tratamiento. Uno de los más recientes es la Terapia de Realidad Virtual. Esta forma de terapia permite revivir situaciones de manera virtual, para que los pacientes experimenten de manera segura distintas situaciones problemáticas. Los datos de distintas investigaciones muestran resultados positivos con pocas sesiones de tratamiento.
Un estudio llevado a cabo por la University College London (UCL) y el Institución Catalana de Investigación y Estudios Avanzados (ICREA) sugiere que la terapia de realidad virtual (TRV) puede llegar a ser una forma de tratamiento para la depresión en el futuro. La investigación se llevó a cabo con 15 sujetos que sufrían un trastorno depresivo. La edad de los participantes oscilaba entre los 23 y los 61 años, y los resultados fueron positivos en el 60% de los casos.
Estas cifras parecen ser alentadoras, teniendo además en cuenta que el hardware de VR ha bajado de precio considerablemente, y sus funcionalidades se han incrementado de igual manera, por lo que se espera que aumenten los estudios realizados con esta tecnología en los años siguientes.
El Dr. Chris Brewin, profesor de psiquiatría y director del estudio comenta en qué consiste el tratamiento de la depresión:
Tras colocarle el casco de realidad virtual a los participantes del estudio, el tratamiento empezó con el paciente observando su propio cuerpo en un espejo. Esto provocó la encarnación o la ilusión de que el avatar (identidad virtual) era su propio cuerpo. Después se le pidió al paciente que mostraran compasión por un niño angustiado. Tras ocuparse de él, éste dejó de llorar y respondió positivamente. Después, la imagen cambió de perspectiva (a la visión del niño) y el niño veía (es decir, los sujetos) a un adulto diciendo sus propias palabras y gestos.
Este escenario de 8 minutos fue repetido en tres ocasiones en un periodo de tres semanas. De los sujetos participantes, 9 de 15 mostraron una reducción significativa de la sintomatología depresiva.
Como este, también se ha utilizado la VR para el tratamiento de la ansiedad y situaciones traumáticas. La enorme ventaja es que el paciente siente que está en un ambiente controlado, por ejemplo, para afrontar su fobia a las alturas, vuelos aéreos, a ciertos insectos (sentí escalofríos), etc. ¿Qué otras aplicaciones médicas tendrá la VR en el futuro?