En octubre de 2016 Uber fue víctima de un hackeo masivo en su base de datos a nivel mundial. Según la compañía, dos individuos externos a la empresa accedieron a los datos almacenados por Uber y descargaron información de 57 millones de usuarios, entre ellos, 600.000 conductores en Estados Unidos y 900,000 de México.
Según CNN Los hackers obtuvieron los nombres y los números de licencia de los conductores (aunque la compañía niega que este dato haya sido filtrado) y los nombres, correos y números de celular de las personas que utilizaron el servicio, de todas partes del mundo.
Uber hizo hincapié en que datos de conductores, como “historial de viajes, números de tarjetas de crédito, fechas de nacimiento, números de documentos de identificación, así como números de licencias de conducir, no fueron expuestos durante la filtración y que la información que sí fue expuesta no es suficiente para que un tercero pueda tener acceso.
Uber informó acerca del ‘hackeo’ de datos en noviembre de 2017, más de un año después de haber sufrido el ciberataque, por lo que no tardó en presentarse una demanda en su contra, esta vez por el Fiscal General de Pensilvania, EEUU, por haber ocultado información sobre la violación de datos.
Aunque la compañía pagó a los ladrones US $100,000 para recuperar los datos. Al no notificar a los usuarios de manera oportuna, según la demanda, Uber violó múltiples leyes de protección al consumidor, incluida la Ley de información personal.
Personal de la Agencia de investigación Criminal de la PGR realiza diversas acciones, en coordinación con la empresa de transporte privado Uber México, para garantizar que ningún usuario del servicio vea comprometida su información personal. “La PGR, a través de la Agencia de investigación Criminal (AIC) y su Unidad de Investigaciones Cibernéticas y Operaciones Tecnológicas (UICOT), trabaja en prevenir que la información filtrada llegue a Internet, particularmente al mercado negro en la Deep y Dark Web”, citó la dependencia en un boletín.
Sin duda un golpe bajo a la ya de por sí demacrada reputación de Uber, que en los últimos años se ha visto envuelta en escándalos de varios tipos, y ahora presenta una demanda legal por encubrir el robo de información, además de la pérdida de confianza de algunos de sus usuarios.